• domingo 21 de abril de 2024 - 12:52 PM

Domingo de inspiración. El valor del matrimonio

Solo me quedó reírme y mover la cabeza

El matrimonio es la unión de dos personas que llevan tiempo de conocerse. Por esa relación de amor, tanto hombre como mujer, deciden casarse para compartir alegrías, victorias, tristezas, derrotas. ¡Para estar allí, en la salud y en la enfermad! ¡Para procurar un lazo duradero donde, en la mayoría de los casos, aparecerán las semillas llamadas hijos! Por lo general, en nuestras tradiciones cristianas, la pareja se conoce desde hace buen tiempo.

No tienen que ser enlaces preparados o por algún interés, pero en otras latitudes no es así. Anoche estuve en una boda islámica. La verdad es que fallé al no prepararme sobre los ritos y costumbres. Se trataba de una cena donde el novio costeaba los gastos. Acudí en compañía de mi esposa. Ella subió primero, mientras aparcaba el auto. Cuando estuve en el lugar me senté a su lado, como de costumbre.

Al pasar los segundos veía cómo las otras damas que estaban en esa sección me miraban con asombro. ¡Era el único caballero! En ese momento me pregunté... ¿Será que esta fiesta solo es para mujeres? Noté que con mi llegada muchas corrieron a taparse la cara. ¿Pero, qué pasa aquí... qué sucede?, fue la pregunta que me hice en silencio. Al rato se me acercó un joven para decirme que no podía estar en ese lugar. El sitio solo era para las damas y los caballeros ocupaban el salón contiguo. Ya en conversaciones con el novio me enteré de que algunas mujeres por convicción y decisión se cubren todo el rostro y solo el marido las puede ver. ¿Qué hice? En ese momento en mi mente escuchaba a Erick Espino gritarme... ¡René, váyase por la orillita... échese tierra y entiérrese! En el intercambio de palabras descubrí que las costumbres ya no son tan rígidas como antes en esa cultura. ¿Y cuánto tiempo tuvieron de enamorados?, pregunté... “¡No, no hubo mucho, a ella la vine a conocer en el viaje que hice a mi pueblo en la India, donde estaba arreglado el matrimonio!, me dijo. “Pasaron siete días entre intercambio de palabras y aquí estamos casados”, resaltó.

¿Y por qué los hombres llevan vestimentas donde siempre se cubren las rodillas?, pregunté. “Es que para nosotros está prohibido enseñar el cuerpo de las rodillas hasta el ombligo; ese privilegio solo la tienen las esposas”, me respondió. Otro dato curioso es verlos comer con las manos. En ese momento comprendí algo novedoso. Le deseo larga vida a esa pareja que no tuvo tiempo de conocerse. Lamento haber estado en una fiesta donde no me permitieron estar al lado de mi esposa. Y según mis rasgos físicos parezco un musulmán más. En la mesa donde me ubicaron muchos llegaron a saludarme en su lenga nativa. Pensaron que era otro paisano más. Solo me quedó reírme y mover la cabeza. ¡Vaya acto para ser tan sorpresivo! Abrazos y continuemos fortaleciendo el sacramento del Matrimonio.

DOCENTE UNIVERSITARIO

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